Representación gráfica de una rodilla resaltando el área afectada con un círculo rojo, mostrando un muñeco de madera en posición de carrera sobre fondo negro.

DOLOR PATELOFEMORAL POR SOBRECARGA EN EL ADOLESCENTE (RODILLA DEL CORREDOR) SEGUNDA PARTE

Ya se ha comentado que el término “dolor patelofemoral” (DPF) en el adolescente define los casos de dolor articular por sobrecarga sin lesión anatómica demostrable, que puede observarse también en adultos jóvenes, con mayor frecuencia en la etapa de crecimiento acelerado y que, aunque es multifactorial, está directamente relacionado a las actividades deportivas y prácticas de entrenamiento. Además, se ha anotado la relevancia que tiene en su origen la insuficiencia en la función de los abductores y rotadores externos de la cadera y del cuádriceps, músculo extensor de la rodilla.

Ahora abordaremos las variedades de tratamiento existentes para el DPF por sobrecarga.

TRATAMIENTO

Realmente no existe un tratamiento estándar en la atención de esta patología; dependerá de la evaluación de cada paciente y la fase en que se encuentra el padecimiento (1,2).

En la primera fase o fase aguda, el reposo y uso de hielo son de gran utilidad, se restringe la carga y se indican analgésicos por corto tiempo siendo de gran importancia el cambio de actividad física. Esta fase dura de dos a tres semanas (3).

En la segunda fase o fase de recuperación, es prioritario corregir el problema detectado como causa de la afección empleando diversos métodos, sobre todo de manera conservadora, aunque es posible que para la corrección se requiera algún tipo de cirugía.

Tratamiento conservador

El método conservador es la base del tratamiento, centrándose en la fisioterapia supervisada como el punto principal.

  • Fisioterapia
    • Fortalecimiento muscular de tronco, cadera y rodilla
    • Entrenamiento de restricción del flujo sanguíneo*
    • Entrenamiento de control neuromuscular*
    • Reentrenamiento de la marcha*
  • Vendajes rotulianos (sobre todo con la técnica de McConnell)
  • Ortesis rotulianas
  • Ortesis plantares
  • Otros métodos: acupuntura, punción seca, movilización articular, láser, ultrasonido.

* Aún existe incertidumbre en los resultados logrados con este método.

Respecto al uso de otros métodos como la acupuntura y punción seca en puntos gatillo, también persisten las dudas sobre su utilidad por la limitada evidencia de los estudios (4); tampoco se ha demostrado utilidad alguna de la movilización articular pasiva ni con el uso de métodos de electroterapia (incluidos láser y ultrasonido) (1,2,4).

El DPF por sobrecarga se considera de bajo riesgo y no siempre es necesario suspender la práctica deportiva, sino sólo modificar la carga de trabajo durante la rehabilitación, para, posteriormente, aumentar de manera progresiva la carga de entrenamiento que permita volver gradualmente a su capacidad normal previa a la lesión (5).

Los puntos medulares del tratamiento del DPF son, la disminución de la carga sobre la articulación patelofemoral y la fisioterapia de cadera y rodilla.

Fisioterapia

Preventiva

Una regla general simple para los atletas adolescentes es limitar el número de horas en el deporte por semana, a menos de la edad del joven en años (si tiene 12 años de edad, recomendar un máximo de once horas de deporte por semana). Es elemental la carga adecuada de entrenamiento con los períodos de descanso necesarios previos a la actividad deportiva; también se considera de utilidad indicar el cambio temporal de actividad (3).

Curativa

El factor básico en el tratamiento es la terapia de ejercicios para aumentar la fuerza de los músculos de rodilla y cadera, haciendo énfasis en la necesidad de actuar en ambas zonas para lograr la mejoría del dolor y la movilidad (2,4,5,6).

En la cadera, el entrenamiento va dirigido a acrecentar la fuerza de la musculatura posterolateral (abductores y rotadores externos), lo que conduce a una mejor posición del fémur sobre la tibia durante las actividades dinámicas, reduciendo el estrés patelofemoral (figuras 1 y 2) (5,7); se ha documentado que ocho semanas es suficiente para mejorar la fuerza de la cadera y disminuir el dolor en pacientes femeninas, y que, para fortalecer la rodilla solo bastan cuatro semanas. Es necesario incluir el fortalecimiento de los músculos del tronco y glúteo mayor, mejorar la estabilidad pélvica y aumentar la fuerza del cuádriceps, quedando aún por definir las variedades de ejercicios más eficaces, así como, su tiempo de uso y de descanso (figuras 3 a 5) (4).

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Figura 1. Fortalecimiento de abductores de la cadera. a) En bipedestación. b) En decúbito contra gravedad y resistencia gradual.

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Figura 2. Fortalecimiento de los rotadores externos de la cadera.
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Figura 3. Fortalecimiento del músculo glúteo mayor, extensor de la cadera; se agrega carga progresiva.

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Figura 4. Fortalecimiento del cuádriceps en bipedestación. a) Postura de inicio. b) Extensión de rodilla contra gravedad y resistencia gradual.

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Figura 5. Fortalecimiento del cuádriceps con sentadillas.

La fisioterapia debe ser supervisada pues en caso contrario no existe la constancia necesaria y hay una menor eficacia del tratamiento disminuyendo la posibilidad de recuperación (8). Además, se debe tener en cuenta el apoyo psicológico para evitar el miedo y hacer énfasis en la educación y la modificación de la actividad deportiva (5,9).

El objetivo de este tratamiento es mantener en la normalidad, tanto la acción muscular como el rango de movimiento de las articulaciones, sobre todo de la rodilla, pero evitando sobrecargarlas, ya que se impediría el proceso normal de curación. Se aconseja un tiempo mínimo de tratamiento conservador en dos años, antes de optar por algún tipo de cirugía (7).

Entre otras variantes novedosas de ejercicio para el tratamiento del DPF están, el entrenamiento de restricción del flujo sanguíneo, reentrenamiento de la marcha y entrenamiento de control neuromuscular, acerca de las cuales, aún persisten las dudas respecto a los resultados (4,9).

El entrenamiento de restricción del flujo sanguíneo implica hacer presión sobre el músculo inflando un manguito neumático de compresión para causar isquemia e hipoxia al restringir el flujo sanguíneo. Cuando se combina con otros métodos de resistencia de baja intensidad puede aumentar la fuerza muscular y el tamaño del músculo reduciendo su atrofia y de este modo, mejorar el rendimiento atlético.

El reentrenamiento de la marcha toma como base la posibilidad de que exista una hiperactividad en la dinámica o errores de movimiento durante esta actividad. El reentrenamiento durante un mes (frecuencia del paso aumentada, aterrizaje más suave y evitar el apoyo inicial del retropié), mostró una mejoría en el dolor de rodilla, sin embargo, aún no se han aclarado sus beneficios a largo plazo.

El entrenamiento de control neuromuscular incluye el propioceptivo y de equilibrio de la rodilla y ejercicios para mejorar la fuerza de los músculos cuádriceps y glúteos; al respecto, se ha reportado que cuatro semanas de entrenamiento neuromuscular han sido más efectivas que los ejercicios de fisioterapia convencionales para mejorar el dolor, el equilibrio y el rendimiento funcional.

Es necesaria la evaluación precisa, que permita diagnosticar el problema e indicar un programa de rehabilitación eficaz, que lleve a obtener protección contra las lesiones, mejorar el rendimiento, y lograr el regreso a las actividades físicas. Es muy importante limitar el tiempo dedicado al entrenamiento y la competencia para permitir el descanso necesario y una recuperación satisfactoria (5).

Tratamiento combinado

El tratamiento conservador más empleado es el combinado: la fisioterapia como base, más otro método (vendaje, ortesis rotuliana, terapia manual y ortesis plantares específicas), en el intento de obtener un buen resultado. Cualquiera de estos métodos secundarios puede emplearse, pero sólo como complemento de la fisioterapia supervisada, ya que no se ha demostrado que el vendaje o las ortesis, como único tratamiento, sean de utilidad. El entrenamiento de restricción del flujo sanguíneo, de control neuromuscular y reentrenamiento de la marcha, nuevos métodos empleados en el tratamiento, aún siguen en estudio (2,4).

Vendajes. El vendaje rotuliano es ampliamente utilizado, siendo el de McConnell el predominante; este vendaje fue diseñado para reposicionar la rótula dentro de la tróclea femoral, lo que teóricamente mejora la cinemática del aparato extensor de la rodilla y reduce el DPF. Otro tipo de vendaje utilizado es el kinesiológico con un mecanismo fisiológico que aún no se comprende por completo (figura 6).

Se ha demostrado que el solo hecho de emplear un vendaje (aún como placebo) mejora el dolor siempre que se combine con ejercicios, ya que, el vendaje solo no tiene ninguna función sobre el dolor (2,10,11).


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Figura 6. Vendaje rotuliano. a) Vendaje tipo McConnell. Su intención es reacomodar la patela al surco troclear durante el movimiento de flexoextensión de la rodilla mejorando la cinemática del surco y del cuádriceps. b) Vendaje kinesiológico. Utiliza un adhesivo más flexible que provoca al cuádriceps un estiramiento suave y permite un rango completo de movimiento de la rodilla (11).

Ortesis plantares (2,6,12,13). Con el uso de ortesis para el pie se logra mejorar el dolor y la función en adultos con DPF; con base en estos resultados se han empleado en adolescentes plantillas con cuña supinadora y soporte de la bóveda plantar con resultados prometedores (13), aunque falta mayor evidencia en estudios clínicos (figura 7). En teoría, las ortesis para el pie tienen el potencial de ejercer efectos biomecánicos y fisiológicos sobre la extremidad inferior durante actividades con carga de peso, mejorando el DPF, sin embargo, no todos los pacientes se benefician con su uso.

Se ha detectado que el DPF que puede mejorar utilizando ortesis plantares es aquel relacionado con alteraciones del pie que incluye talones en pronación (en valgo) y mediopié hipermóvil una diferencia de la anchura del mediopié entre el pie en reposo y bajo carga >11 mm; al parecer, esta hipermovilidad, que provoca caída de la bóveda plantar (pie plano), aumenta la probabilidad de cursar con DPF (6,12).


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Figura 7. Plantilla con cuña medial supinadora en talón para corregir su pronación y almohadilla o elevación a nivel del arco plantar para su soporte.
https://www.medicalexpo.es/prod/alfoots/product-75514-585111.html

Medicamentos intraarticulares. En medicina regenerativa se emplean medicamentos inyectados en la articulación que permitan la lubricación del espacio articular para reducir la fricción y la reparación del daño del cartílago con la intención de reducir el dolor y mejorar la función a corto plazo y tienen cabida en el tratamiento del DPF. Entre ellos están, el hialuronato de sodio (viscosuplementación), el plasma rico en plaquetas (PRP) y las células madre mesenquimales, con resultados variables (9).

Tratamiento quirúrgico. En presencia de torsión femoral o pinzamiento femoroacetabular, de inicio se indica el fortalecimiento de la musculatura de la cadera ya comentada; de persistir el problema se somete a tratamiento quirúrgico para corregir la deformidad. Si existe torsión, se espera el término del crecimiento para nueva valoración, ante la posibilidad de corrección espontánea (14).

Pronóstico (1,7,14,15). Los tres factores con una relación más estrecha con el pronóstico, son: la frecuencia del dolor y su duración (el dolor que se presenta todos los días por largos períodos, es más persistente) y el sexo (el sexo femenino predomina en 30% sobre el sexo masculino (14).

El tratamiento del DPF puede ser muy insatisfactorio tanto para el paciente como para el médico tratante por lo impredecible de los resultados; es frecuente la resistencia a las terapias y la recurrencia, la cual se calcula en 80% de pacientes. A pesar de las restricciones impuestas al paciente sobre la actividad física diaria, el tiempo fuera del trabajo y la calidad de vida, cada vez hay más evidencia que la reconoce como una afección reacia, con un resultado insatisfactorio del tratamiento y tendencia a persistir por muchos años (1,7,15).

CONCLUSIONES

  1. Las bases del tratamiento son, la disminución de la carga inicial y la fisioterapia para el fortalecimiento muscular.
  2. La fisioterapia necesaria debe ser supervisada para lograr los mejores resultados.
  3. Es elemental limitar el tiempo dedicado al entrenamiento y la competencia para permitir un descanso adecuado y una recuperación satisfactoria.
  4. Tanto el tratamiento preventivo como el curativo del DPF deben ser combinados, siendo la base, el fortalecimiento muscular de la cadera y rodilla.
  5. El uso de ortesis y vendajes son secundarios y prescindibles, pues por sí solos, no han demostrado utilidad alguna.
  6. El vendaje más utilizado ha sido el de McConnell que pretende reacomodar la patela en el surco troclear para mejorar su deslizamiento.
  7. Los resultados más exitosos se han observado en 70% de pacientes adultos, en adolescentes solo se logra en 40%. Este resultado puede ser debido a una menor adherencia a la terapia.
  8. Las ortesis del pie han demostrado su utilidad en adultos con talones pronados y mediopié hipermóvil; en adolescentes aún hay falta de evidencia.
  9. En relación al DPF sigue sin haber consenso sobre el nombre, definición, etiología, clasificación, evaluación, diagnóstico y tratamiento.
  10. El resultado del tratamiento es impredecible; un gran porcentaje evolucionan a la cronicidad y persisten hasta la edad adulta.

BIBLIOGRAFÍA

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2 comentarios

  1. Me parece un artículo muy útil para quienes buscan entender el dolor patelofemoral, especialmente en adolescentes que practican deportes. Explica de manera sencilla las causas, como el sobreentrenamiento o los desequilibrios musculares, y ofrece recomendaciones prácticas para tratarlo y prevenirlo.

  2. Es una forma muy completa de terminar el artículo, me gusta como con las imagenes se facilita demasido el entender a que se refiere en cada enunciado. Muchas gracias por compartir el conocimiento de una forma didáctica y entendible doctor

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