El dolor patelofemoral es una afección común en adolescentes activos, frecuentemente causada por sobrecarga en la rodilla. Este artículo analiza su etiología, diagnóstico y tratamiento.
Prevención y Tratamiento de la Tendinopatía Rotuliana en Atletas
Cuando un paciente acude al ortopedista refriendo dolor en la parte anterior de la rodilla, debemos pensar en alguna de las tres causas más frecuentes:
- Sobrecarga de la articulación patelofemoral, patología conocida como “rodilla del corredor”.
- Trastornos en la alineación de la articulación patelofemoral con inestabilidad, común en mujeres jóvenes.
- Entesopatía o tendinopatía rotuliana o “rodilla del saltador”. En niños, esta entidad se presenta como osteocondrosis rotuliana.
En este tema hablaremos de la rodilla del saltador. (1,2)
La «rodilla de saltador» (RS) es una patología muy frecuente en deportistas y es una de las causas más comunes de dolor en la parte anterior de la rodilla en niños o adultos, sobre todo aquellos que practican deportes que implican saltos.
Se considera una tendinopatía del tendón rotuliano que provoca dolor en la parte anterior de la rodilla en su cara anterior, a nivel del polo inferior de la rótula, que es producida por uso excesivo del mecanismo extensor de la rodilla con un estrés mecánico repetitivo y está relacionado a actividades deportivas que implican saltar, aterrizar, acelerar y desacelerar. Por esta razón es común en atletas de deportes como voleibol, basquetbol, salto de longitud y de altura y carreras de larga distancia.
Sin embargo, a pesar de su alta frecuencia y muchos estudios de investigación sobre ella, no se ha podido encontrar una explicación causal en forma fidedigna. Si se considera la anatomía del tendón en su inserción al hueso, en realidad corresponde a una “entesopatía” o patología del órgano entesal (transición entre los tejidos del tendón, con los del hueso en su sitio de unión).
Anatomía del mecanismo extensor de la rodilla (figs 1 y 2)
El “aparato o mecanismo extensor de la rodilla”, que va de la parte anterior del fémur a la tibia, está formado por la unión de los cuatro músculos del cuádriceps, el tendón cuadricipital, la rótula, el tendón reflejo, el tendón rotuliano y la tuberosidad anterior de la tibia, y como su nombre lo indica, en conjunto, es el responsable de llevar a cabo el movimiento de extensión de la rodilla.
- Cuadríceps (C): está formado por 4 músculos: recto anterior, por delante, que viene de la espina iliaca anteroinferior hasta el polo superior de la rótula, siendo por lo tanto biarticular; los tres vastos (lateral, intermedio o crural y medial), los cuales se insertan proximalmente en la diáfisis femoral y distalmente en la rótula por medio de su tendón. El vasto medial es el principal estabilizador de la rótula.
- Tendón cuadricipital (TC): integrado por la unión de los cuatro músculos del cuádriceps; se inserta en el polo superior de la rótula en forma de 3 láminas: la superficial, formada por el recto anterior, por delante; el vasto lateral y vasto medial formando la capa intermedia, y el vasto intermedio o crural la lámina profunda.
- Tendón reflejo: es un tendón en forma de cinta, muy delgado, continuación del tendón del recto anterior; va superficialmente por delante de la rótula y llega hasta el polo inferior, dando lugar al tendón rotuliano, el cual se inserta en la tuberosidad anterior de la tibia.
- Rótula (R): la rótula o patela es el sitio de confluencia de los tendones de los músculos del cuádriceps en su polo superior y en su polo distal se origina el tendón rotuliano. Su función es la de servir de fulcro para la función del mecanismo extensor aumentando su brazo de palanca y su potencia.
- Retináculos: aun cuando los retináculos o alerones rotulianos, por su relación con los vastos, se consideran parte del mecanismo extensor, su lesión no ocasiona alteraciones en su funcionamiento.
- Tendón Rotuliano (TR): prolongación del tendón reflejo, va del polo inferior de la rótula a la tuberosidad anterior de la tibia en donde se inserta.
- Tuberosidad tibial anterior (TT): prominencia ósea situada en la parte anterior de la metáfisis proximal de la tibia, sitio de la inserción distal del mecanismo extensor por medio del tendón rotuliano.
Figura 1. Foto clínica del mecanismo extensor de la rodilla vista frontal. R- Rótula, TR-Tendón rotuliano. TT- Tuberosidad tibial anterior.
Figura 2. Dibujo del mecanismo extensor en vista lateral. C- Cuádriceps, TC- Tendón cuadricipital, R- Rótula, TR-Tendón rotuliano, TT- Tuberosidad tibial anterior. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1286935X13659079
La entesis
La entesis es la región donde un tendón, ligamento, cápsula articular o fascia muscular se une al hueso; es un tejido de transición que sirve de anclaje de los tejidos blandos y transfiere el estrés de estas zonas, al hueso adyacente. (fig 3) Entesopatía es un término que indica la presencia de una patología de la entesis de cualquier etiología. (fig 4)
Figura 3. Entesis. En un círculo se observa el sitio de unión entre el tendón y el hueso denominado “entesis”.
Figura 4. Entesis. Dibujo con acercamiento del anclaje tendón-hueso. http://fisioterapiasenso.com/la-entesis/
Etiología
Dentro de las teorías sobre la etiología de la RS (causas mecánicas, vasculares o por pinzamiento), es la causa mecánica, por sobrecarga repetitiva del tendón, la más aceptada. Según esta teoría, la sobrecarga provoca el debilitamiento del tejido en forma progresiva y finalmente su rotura. La zona de mayor aumento de la tensión es la porción posterior profunda del tendón, más cerca del centro de rotación de la rodilla, en el polo inferior de la rótula; la tensión aumenta con la flexión de la rodilla, motivo por el cual, se encuentra muy relacionada con la flexión excesiva de las sentadillas con peso y con el aterrizaje al efectuar un salto.
La sentadilla (figs 5 y 6). La sentadilla se lleva a cabo flexionando cadera y rodilla con el tronco erguido con leve extensión lumbar; la cadera se hiperflexiona, sin embargo, la rodilla se debe flexionar observando que el muslo quede paralelo al suelo (a 90°). La principal causa de lesión de la rodilla se relaciona básicamente a una mala técnica; se presenta cuando se levanta peso en posición de hiperflexión (“sentadilla profunda” con la rodilla más allá de los 90°).
El salto (fig 7). Al saltar, el momento mecánico que provoca mayor estrés del mecanismo extensor de la rodilla y que se ha considerado como la causa más plausible de la RS, es el “aterrizaje” o movimiento final del salto. (3)
El momento del aterrizaje implica los movimientos sincronizados de flexión del tronco, flexión de caderas y rodillas y la dorsiflexión (extensión) del tobillo, todo lo cual amortigua la carga sobre las estructuras óseas y articulares, ya que es absorbida por los músculos. De esta forma, el movimiento articular combinado, al caer, da lugar a un aterrizaje “suave” (prácticamente silencioso). En cambio, el aterrizaje con el tronco, caderas y rodillas en extensión y sin dorsiflexión del tobillo, es muy rígido o “fuerte”, golpeando el piso (y provocando sonido); esta característica del salto conlleva mayor carga osteoarticular, con mayor riesgo de provocar lesiones.
Durante el salto, la rodilla tiene un papel muy importante en la transferencia de carga; ésta se transmite a través del tendón rotuliano disipando la energía y protegiendo a las articulaciones de las extremidades inferiores. La parte afectada con mayor frecuencia es el polo inferior de la rótula (origen del tendón rotuliano), pero puede comprometer la inserción del tendón cuadricipital en el polo rotuliano superior o la inserción del tendón rotuliano en la tuberosidad tibial.
La frecuencia de la RS en deportistas en general, oscila entre el 2 y el 14 %, la que aumenta en los deportistas de élite al 14 % de todas las lesiones y en algunos deportes como el voleibol llega al 45%.
Aunque se considera a la biomecánica del aterrizaje como el principal factor en el origen de la patología, solo se ha podido identificar la asociación con un rango reducido de la dorsiflexión del tobillo y la disminución de la flexión del tronco sin demostrar una relación directa con la posición de caderas y rodillas; por lo tanto, sigue sin poder determinarse con certeza los factores biomecánicos causales.
Figura 5. Sentadilla en vista frontal. La posición de los pies corresponde a la anchura de los hombros.
Figura 6. Sentadilla en vista lateral. En la sentadilla completa, los muslos quedan paralelos al piso. A mayor flexión (sentadilla profunda) aumenta el riesgo de lesión del mecanismo extensor.
Figura 7. Salto. a) Inicio, b) y c) Aterrizaje. La flexión sincrónica de las articulaciones de cadera y rodilla, con la dorsiflexión del tobillo permiten un aterrizaje suave con mínimo riesgo de lesión.
Fisiopatología de la entesopatía
El foco de la lesión se encuentra en la inserción tendón-hueso (entesis) lo que la hace una “entesopatía” y no tendinopatía y no se considera inflamatoria, sino degenerativa por presencia de tejido “angiofibroblástico” (formado por neovascularización), en la zona de lesión, acompañado de microdesgarros del tejido tendinoso, degeneración hialina y metaplasia, dando lugar a lo que se conoce como “degeneración mucoide”. Se ha demostrado que la neovascularización contribuye a la degeneración del tendón y a la rotura de los tendones.
En la existencia de la entesopatía también intervienen otros factores, como, el índice de masa corporal, la diferencia de longitud de las piernas, la altura del arco plantar del pie, la flexibilidad y la fuerza del cuádriceps, la flexibilidad de los isquiotibiales y la altura del salto vertical. (4)
Clasificación
Para su descripción y valoración de su severidad se emplean dos clasificaciones:
- La de Blazina toma en cuenta su severidad. (1,5)
Grado 1 Dolor después de la actividad deportiva.
Grado 2 Dolor al inicio de la actividad deportiva pero que desaparece con el calentamiento y reaparece en ocasiones con el cansancio.
Grado 3 Dolor en reposo y durante la actividad junto con el deterioro del rendimiento.
Grado 4 Rotura del tendón.
- La de Kaux se basa en el tiempo de evolución del cuadro. (2)
Fase aguda. Cuando los síntomas han estado presentes durante 0 a 6 semanas.
Fase subaguda. Si los síntomas han estado presentes entre 6 y 12 semanas.
Fase crónica. Síntomas por más de 3 meses.
Cuadro clínico (1)
Por lo general, existe el antecedente de actividades que implican saltos; el paciente aqueja dolor en la parte anterior de la rodilla. El dolor repentino ocurre con la carga y desaparece cuando dicha carga se retira; reaparece al sentarse, ponerse en cuclillas y subir escalera e incluso por estar sentado en flexión marcada de la rodilla por largo tiempo (conocido como el “signo de la butaca”). Rara vez existe dolor cuando se está descansando.
La zona de dolor se detecta en el polo rotuliano inferior. El paciente se explora en decúbito dorsal con la rodilla extendida, palpando y presionando la rótula contra el fémur y buscando la aparición de dolor al movimiento pasivo de la articulación femoro-rotuliana (o patelofemoral); esta movilidad debe ser indolora y sin presencia de crepitaciones.
El dolor se provoca a la digitopresión específica del polo rotuliano inferior. Para identificarlo con mayor seguridad, con la otra mano se presiona el borde superior de la rótula hacia el fémur para levantar el polo inferior; de esta forma se hace más evidente la aparición de dolor. (fig 8)
El dolor provocado disminuye cuando se vuelve a efectuar la misma presión con la rodilla a 90° de flexión (signo de Basset); esto se debe a que el dolor del polo rotuliano es menor cuando el cuádriceps se encuentra contraído.
Si la palpación se efectúa con el paciente parado, primero con rodilla extendida y después flexionada a 30°, en esta última posición el dolor es de menor intensidad (signo del cuádriceps activo en bipedestación).
Figura 8. a) En la exploración de la rodilla, el dolor aparece en el polo rotuliano inferior a la presión (flecha). b) La zona de dolor es más aparente si se eleva manualmente el polo rotuliano mediante presión de la rótula contra el fémur de proximal a distal.
Métodos de diagnóstico
En general, la revisión clínica es suficiente para un buen diagnóstico, sin embargo, los estudios de imagen pueden ser de utilidad.
La radiografía puede mostrar cambios en el tendón, como elongación del polo inferior de la rótula, calcificación, espolón de tracción inferior (entesofito) y aumento de la densidad dentro de la matriz del tendón rotuliano. (fig 9)
El ultrasonido y la resonancia magnética detectan anomalías en el tendón rotuliano y en la entesis y pueden mostrar engrosamiento del tendón rotuliano o presencia de edema con focos de mayor intensidad de señal.
Figura 9. Radiografía lateral de la rodilla en un caso de dolor en el polo rotuliano inferior. Hay una línea radiolúcida transversal parecida a una fractura por avulsión, muy frecuente de observar.
Diagnóstico diferencial
Existen distintas causas de dolor en la rodilla en personas jóvenes deportistas, sin embargo, son las que se presentan en su parte anterior y provocan un síndrome de dolor femoro-rotuliano (o patelofemoral), las que deben diferenciarse: la rodilla del corredor y la inestabilidad patelofemoral.
En los niños, la rodilla del saltador es equivalente al “síndrome de Sinding-Larsen-Johansson” que es causa de las mismas molestias y tiene las mismas soluciones. (fig 10)
Figura 10. Radiografía de la rodilla de un niño con dolor en el polo rotuliano inferior. Corresponde a una osteocondrosis por una enfermedad de Sinding-Larsen-Johansson.
Tratamiento
En las etapas iniciales de la enfermedad, la mayoría de los casos de RS se resuelven con tratamiento médico y de rehabilitación, sin embargo, en otros, los resultados del tratamiento no son satisfactorios, provocando períodos prolongados sin hacer deporte y una alta tasa de recurrencia (mayor al 25 %). Hasta el 50% de los atletas con RS terminan su carrera deportiva por recurrencia o falta de respuesta a los distintos tratamientos.
Tratamiento conservador
- Medicación antinflamatoria. Los AINE se utilizan con mucha frecuencia y se ha visto un resultado positivo a corto plazo, sin embargo, su uso ha sido cuestionado, ya que, la histopatología de la lesión crónica muestra ausencia de células inflamatorias.
- Reposo relativo. No es recomendable la inmovilización total por ser causa de atrofia tendinosa y muscular.
- Crioterapia. Es de gran utilidad por proporcionar analgesia y al parecer, disminución de la neovascularización, pero no debe indicarse previo a la actividad física por riesgo de sobrecargar una lesión por ausencia temporal del dolor y aumentar su severidad.
- Modificación de las actividades y el entrenamiento deportivo con calentamiento adecuado y fisioterapia para aumentar la flexibilidad del cuádriceps e isquiotibiales. Se recomiendan los ejercicios excéntricos por sus mejores resultados. El entrenamiento excéntrico se considera el tratamiento de elección para los pacientes que padecen RS, pues ha demostrado que tiene resultados tan eficaces como el tratamiento quirúrgico y su resultado es superior en comparación al uso de ejercicios concéntricos. Este tratamiento también puede indicarse durante doce semanas como prueba, antes de ofrecer un tratamiento quirúrgico. Las opiniones difieren sobre la duración, la frecuencia y el tipo de ejercicio: sentadillas caídas, movimientos excéntricos lentos o una tabla inclinada.
- Ondas de choque extracorpóreas. Las ondas de choque sobre el tendón lesionado generan grandes fuerzas en el tendón y pueden producir beneficios analgésicos mediante la desintegración mecánica de los depósitos de calcio y la estimulación de la reparación de los tejidos. No hay consenso sobre el método de aplicación, generación de ondas de choque, nivel de energía, localización, número y frecuencia del tratamiento y el uso de anestesia.
- Banda infrapatelar. Es utilizada con el fin de reducir la tensión sobre el tendón rotuliano, lo que se logra al alterar el ángulo entre la rótula y el tendón.
Otras variantes de tratamiento son la termoterapia con hipertermia y la punción seca.
Dada la respuesta refractaria a muchos tratamientos iniciales, recientemente han surgido nuevos métodos de uso local, que incluyen: uso de parches e inyecciones.
- Aplicación de parches de trinitrato de glicerilo. Su acción teórica consiste en administrar óxido nítrico al tendón patológico para la estimulación de la proliferación de fibroblastos y la síntesis de colágeno.
- Inyecciones en el sitio de la lesión: (fig 11)
De un esclerosante (proloterapia). Se inyecta un irritante químico (como el etoxisclerol) que promueva el proceso inflamatorio y restructuración de la zona mucoide. Tiene el riesgo de anafilaxia.
De corticoides. Se emplean con mucha frecuencia y brindan alivio del dolor a corto plazo, pero aumentan el riesgo de rotura del tendón. Teóricamente, por su modo de acción, no están indicados.
De plasma rico en plaquetas (PRP). El PRP también es ampliamente utilizado y con buenos resultados, pero sin indicaciones basadas en evidencia. (6)
De aprotinina. Se han reportado buenos resultados, mejores que con el uso de esteroides y con bajo riesgo de anafilaxia con su uso repetido. (La aprotinina es un fuerte inhibidor de las metaloproteinasas, componente del “pegamento de fibrina” utilizado para promover la cicatrización y disminuir la pérdida sanguínea en el transoperatorio). (7)
Independientemente del tipo de tratamiento al que están sometidos, los pacientes deben evitar actividades como saltos excesivos o carga de impacto de la rodilla, que sólo agravan la situación.
Figura 11. Se inyecta directamente el polo rotuliano inferior, en el sitio de la entesis, elevándolo manualmente mediante presión de la rótula contra el fémur de proximal a distal.
Tratamiento quirúrgico
Está indicado en casos de desgarros parciales de tendones y estadio III de Blazina donde el dolor continúa durante el reposo y las actividades y altera el rendimiento. Sigue siendo el último recurso para los casos refractarios crónicos que no responden al tratamiento conservador.
El tratamiento quirúrgico consiste en el desbridamiento abierto del polo inferior de la rótula y del tendón rotuliano mediante la extirpación de las áreas angiofibroblásticas y degenerativas y reinserción del tendón mediante suturas o anclajes. Puede acompañarse de otros procedimientos como:
- Perforaciones en el polo rotuliano.
- Resección del polo rotuliano.
- Resección de la sinovial y almohadilla adiposa hipertróficas.
Pronóstico
En general, la rodilla del saltador se soluciona con un manejo conservador, sin embargo, el proceso para volver a los deportes casi siempre es lento. El tiempo para hacerlo depende de distintos factores, tales como: la severidad del dolor, el grado de disfunción, el deporte practicado y la calidad de la rehabilitación.
En presencia de una patología leve, el paciente tarda alrededor de 20 días para regresar a sus actividades deportivas, en cuadros severos lo hace en unos tres meses llegando a necesitar hasta 6 a 12 meses. Además, el dolor leve o moderado puede persistir durante muchos años, pero sin limitar la actividad física recreativa del paciente.
Finalmente, la duración de los síntomas puede ocasionar el retiro del deporte del atleta, lo que se ha observado hasta en un 50%, en comparación con el 7% en los atletas sin esta patología.
Conclusiones
- La rodilla del saltador es, específicamente, una entesopatía degenerativa, no inflamatoria.
- La teoría más aceptada sobre su origen es la mecánica, debido a una sobrecarga del mecanismo extensor de la rodilla a nivel del polo rotuliano inferior.
- Los pacientes pueden llegar a sentir miedo si se les ha comentado el mayor riesgo de rotura del tendón y esto puede ser causa de resultados funcionales más pobres.
- El empleo excesivo de las distintas terapias, sin incluir ejercicios de rehabilitación (sobre todo los ejercicios excéntricos, que son la base del tratamiento) como parte del plan de tratamiento suele ser motivo de malos resultados.
- Se debe revisar y mejorar el aterrizaje del salto de los atletas y éstos deben entrenar su mecánica de aterrizaje después de haber tenido una rehabilitación adecuada.
- Se puede dar una recomendación limitada en reducir la rigidez del aterrizaje mejorando el rango de flexo-extensión del tobillo y la flexión del tronco para un patrón de aterrizaje más suave.
- No se debe usar crioterapia antes de una competición; puede afectar la función motora, enmascarar el dolor y llevar a una nueva lesión.
- El plasma rico en plaquetas intralesional ha demostrado buenos resultados, pero no se pueden hacer recomendaciones basadas en la evidencia sobre su eficacia.
- La intervención quirúrgica ha proporcionado resultados buenos a excelentes en la mayoría de los pacientes.
- Los atletas, médicos y entrenadores de atletismo saben que el tratamiento de la RS puede ser un proceso lento, difícil y a veces, frustrante.
Bibliografía
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- Tayfur A, Haque A, et al. Are Landing Patterns in Jumping Athletes Associated with Patellar Tendinopathy? A Systematic Review with Evidence Gap Map and Meta-analysis. Sports Med. 2022 Jan; 52(1):123-137. PMID: 34554424
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- Blazina ME, Kerlan RK, et al. Jumper’s knee. Orthop Clin North (Am).1973; 4: 665-78.
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Este artículo fue escrito por el Dr. Roberto García García. Para conocer más sobre su trabajo académico, te invitamos a explorar su libro «Traumatología y Ortopedia». Si tienes alguna pregunta, deseas dejar un comentario, o necesitas más información, por favor visita nuestra sección de contacto. ¡Nos encantaría escuchar tus opiniones y atender tus mensajes!
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